LA HERMENÉUTICA DEL SUJETO
de MICHEL FOUCAULT
CLASE DEL 13
DE ENERO DE 1982
(PRIMERA HORA)
COLLÈGE DE FRANCE
Josefina Aranda
“No te olvides de vivir”
Goethe
I)
EMERGENCIA DEL CUIDADO DE UNO MISMO
“Es preciso que el sujeto se ejercite constantemente en el cuidado
de su alma cada día de su vida” si este
fue el mandato de Foucault en sus últimos años de vida, quizás, es en esta obra
donde podemos comprender cómo y qué
significa “tener cuidado de uno mismo” conectado al “conocerse a sí mismo”.
En
la Hermenéutica del Sujeto, último Foucault, busca trabajar la
genealogía y el desarrollo de la constitución de la subjetividad. Su estudio
pretende descubrir qué tipos de prácticas han hecho a los individuos tomar
atención sobre sí mismos. ¿En qué tipo de prácticas el sujeto se ha ido
constituyendo a sí mismo? La propuesta está en las prácticas del cuidado de uno
mismo, en lo que el autor también llama,” las tecnologías del yo”. Tomando como
punto de partida las prácticas del cuidado de uno mismo que encontramos en la
Grecia antigua (pitagóricos) y que Platón reorganiza y dirige. Y a partir de lo que para los
antiguos significaba la filosofía, una manera de vivir más que un discurso,
Foucault muestra las técnicas de atención a uno mismo a lo largo de la historia
antigua griega y romana. El conocimiento no es posible si no se da cierta
modificación del sujeto en sí mismo. Así se describe la experiencia
purificadora necesaria para descifrar el enigma de la divinidad y el de los
sueños. Sintéticamente, en esta primera hora de clase nos expone algunas de
estas técnicas: la retirada en uno
mismo, donde el sujeto se aísla del mundo exterior (claro ejemplo de Sócrates,
inmóvil, clavado en la nieve durante horas). La ausencia visible del que no ve
nada porque está en conexión consigo mismo, pero es visto por los otros. La
resistencia en las pruebas, donde se es capaz de resistir a las más fuertes
tentaciones (Sócrates tendido al lado de Alcibíades capaz de dominar su deseo),
o emperadores romanos resistiendo al deseo de probar alimentos en una contemplación persistente del bello banquete.
Éste es el
tema del curso que impartió en el Còllege, el invierno de 1982. Foucault realiza una interpretación muy interesante
del diálogo platónico Alcibíades, lugar
de emergencia del cuidado de uno mismo y donde se halla estructurada el alma
como sujeto. Un diálogo de juventud donde, según Foucault, Platón no nos expone
una idea del alma como substancia, sino
algo diferente, el alma-sujeto y que, en algunos momentos de la historia se
identifica con aquello que resulta de las relaciones médicas, económicas y
amorosas.
Este diálogo
nos muestra un contexto social, político y económico donde los jóvenes aristócratas por su status, serán los primeros en ejercer los puestos de poder en la
polis. Foucault problematiza en si el status (económico y social) garantiza
la capacidad de gobernar. La elección
del Alcibíades no parece arbitraria ya
que el supuesto sujeto lo tiene todo: belleza, poder, estatus, dinero,
inteligencia, juventud “nunca fue viejo, murió antes de cumplir los cincuenta
años… poseyó la belleza hasta la cincuentena, nunca vaciló en encarnar a la
juventud”[i] un hombre galante que desea entrar en el
mundo de la política, pero ¿está Alcibíades capacitado para gobernar? Alcibíades es el joven que representa ese status y en su diálogo con Sócrates le
hará ver que para gobernar a los otros,
es preciso antes que nada , gobernarse a sí mismo -cuidarse de sí mismo-
Se hace preguntas pedagógicas: ¿qué hay que saber para realizar bien esa tarea?
Y anota una doble falta de la pedagogía ateniense: las inadecuadas relaciones
entre maestro y alumno tanto a nivel
amoroso como de contenidos: ser
gobernado para poder gobernar. Y como consecuencia surge la necesidad de conocerse a sí mismo, como reza la
inscripción en Delfos. Somos, pues ignorantes de cosas que hay que saber, pero
también y, antes que nada de nosotros mismos. Foucault señala tres cuestiones
que son comunes en los diálogos de Platón: “ejercicio del poder político,
pedagogía, ignorancia que se ignora a sí misma”[ii].
La fractura que
halla Foucault en la marcha del diálogo está en la respuesta que Sócrates da a
Alcibíades cuando éste no sabiendo responder qué es la concordia le dice que no
se preocupe, que no es para tanto, pues es joven y tiene tiempo de “ocuparse de
sí mismo”. L a respuesta esperada sería la de que hay tiempo para aprender los
conocimientos necesarios para gobernar, para saber ejercer el poder, para
convencer y dominar a los otros, en una técnica, tienes tiempo para dominar la
retórica. Pero la respuesta de Sócrates es “tienes tiempo para conocerte y cuidar de ti mismo”. Aquí
instala Foucault una deriva importante para problematizar: ¿ en qué consiste
ese sí mismo del que hay que ocuparse? ¿Qué
es ese sí mismo? ¿Y en qué consiste ese
ocuparse?
II) ¿QUÉ
ES OCUPARNOS DE NOSOTROS MISMOS? EL DESCUBRIMIENTO DEL ALMA COMO SUJETO
Partiendo de
la analogía entre la técnica y el objeto de ocupación del zapatero y del médico se pregunta por la técnica y el
objeto del cuidado de uno mismo. El
imperativo propuesto por Sócrates a Alcibíades, “debes ocuparte de ti mismo si
quieres gobernar a los otros” abre dos interrogantes:
- ¿Cuál es el arte, la técnica del cuidado de uno mismo?
- ¿Qué es ese sí mismo del que hay que ocuparse?
La respuesta ha de revelar el arte, la técnica que me permita
gobernarme a mí mismo pero también ejercer la función del gobierno de los
otros? ¿Qué ese sí mismo que hay que cuidar? Habrá que conocerse para cuidarse,
alusión al mandato que reza en la
inscripción en Delfos. Significa que hay que conocerse a sí mismo y ese
sí mismo, ¿quién es? La respuesta, es
el alma, uno debe ocuparse de su alma,
pero aquí en este diálogo parece que la caracterización del heautou como alma
es diferente a la de otros diálogos. No es la idea del alma de la República que
debe analizar el alma de la ciudad para poder entender con más claridad qué es
el alma del individuo. Aquí se produce el movimiento inverso, para gobernar el alma de la ciudad se requiere conocerse
primero a sí mismo y gobernarse a sí mismo. En el diálogo surge la idea del
alma como sujeto de todas las acciones. Disecciona el sujeto de las acciones y
el instrumento de que se sirve para realizarlas. Así al zapatero y sus instrumentos, al músico y su cítara. Las manos y el lenguaje que se vale de
ellas, nos valemos de los ojos cuando miramos algo, pero cuando nos valemos del
cuerpo, no podemos decir más que qué tenemos el alma “el sujeto de todas esas
acciones corporales, instrumentales, lingüísticas, es el alma: el alma en
cuanto utiliza el lenguaje, los instrumentos y el cuerpo”[iii].
"Sócrates y Alcibíades",por Christoffer Wilhelm Eckersberg (1816) |
Allí encuentra una caracterización del alma
como sujeto que difiere de la idea del alma como substancia en otros diálogos
de Platón, como la idea que nos muestra en La República, la del Fedón o la del
Fedro. En el Alcibíades no define el alma como una substancia que hay que
liberar, una esencia separada del cuerpo (Fedón), ni una substancia que hay que
orientar (Fedro) o que armonice con
otras facultades(República) sino que nos presenta ”un sujeto en cuanto que es
sujeto de la acción y que se vale del cuerpo, de sus órganos (del cuerpo) de
sus instrumentos”[iv]. Llega al
alma mediante el razonamiento del “valerse de”, en griego un verbo muy importante, khresthai, aplicado a
actitudes humanas como por ejemplo “ valerse de la violencia” se interpreta como comportarse
violentamente.” valerse de los dioses” se interpreta como honrar a los dioses,
tener con ellos una actitud correcta. “valerse del caballo” significa conocer
las reglas de la equitación. Así pues cuando Platón utiliza el “valerse de”
para tratar de ver qué es ese “sí mismo” del que hay que ocuparse, “lo que
descubre no es el alma substancia: es el alma sujeto”[v]. Y
esta noción de khresis la reencontramos en las técnicas del cuidado de sí, nos
explica qué es ese sí mismo del que hay que ocuparse. Y, por ende, podemos hacer desde ahí la historia de la subjetivación humana, la manera en que el
sujeto se va descubriendo a sí mismo. “Ocuparse de sí mismo será ocuparse del
sujeto en cuanto se es “sujeto de” diversas cosas: sujeto de acción
instrumental, sujeto de relaciones con el otro, sujeto de comportamientos y
actitudes en general, sujeto también de la relación consigo mismo” [vi]. “Ocuparse de sí mismo en tanto sujeto de la khresis (con toda la polisemia de
la palabra: sujeto de acciones, de comportamientos, de relaciones, de
actitudes): de eso se trata”[vii].
Así concluye el desarrollo dialógico del Alcibíades, en el descubrimiento del
alma como sujeto y no como substancia. En este diálogo añade como corolario un
tema de trascendencia para la historia de las prácticas de subjetivación. A la
hora de describir el alma como sujeto, la inquietud de sí va a distinguir tres
tipos de actividades que en principio podrían incluirse en el cuidado de uno
mismo, pero que Sócrates quiere dejar clara la diferencia entre este tipos de
acciones del sujeto y el cuidado de uno mismo: se trata de las actividades del
médico, de las del dueño de la casa y las del enamorado; dicho de otra manera,
actividades médicas, económicas y eróticas. Pero marcando una diferencia entre
ellas y el propio sí mismo, objeto de nuestro estudio. Pero a diferencia del
objeto de estudio de cada una de estas relaciones configurantes del sujeto, se
distingue el alma misma como sujeto, el sí mismo. Así, el médico cuando pone en
práctica su técnica ¿no se ocupa de sí mismo? Pues parece que no, se ocupa de
su cuerpo y eso es diferente en cuanto a objeto de cuidado, en cuanto a su
naturaleza y en cuanto a su fin. No podemos identificar la tekhné del médico
con la del cuidado de sí mismo, de su alma- sujeto. Cuando el padre de familia
se ocupa de sus asuntos económicos, ¿se ocupa de sí mismo? Pues no, tampoco; no
podemos identificar el cuidado de nuestros bienes materiales con el sí mismo,
con el alma- sujeto. Y en cuando a los enamorados de Alcibíades, ¿podemos decir
qué se ocupan de sí mismo? Parece que tampoco, se ocupan de su cuerpo, pero no
de su alma-sujeto. Le interesa hacer esta distinción pues a lo largo de la
historia de la inquietud de uno mismo y de las prácticas de subjetivación
podremos observar como entre unas y otra se han ido entremezclando, la
dietética continúa siendo una de “las formas capitales de la inquietud de sí”
.También la económica supone hoy una de las formas más importantes de la
inquietud de sí , pero esto no ha sido
siempre así, por ejemplo en la época
epicúrea hubo una tendencia a desconectar de las obligaciones económicas.
Actitud opuesta a los estoicos que asociaron vivamente la económica y la
inquietud de sí. La relación amorosa también necesita del Otro para realizarse,
esta relación, dice Foucault, se ha ido desconectando de la inquietud de
sí.
Acaba la
primera hora de clase del día 13 de enero de 1982 evocando
un modelo erótico-pedagógico que solucione la falta que se ha detectado en el
propio caso de Alcibíades, que lo tenía todo pero no había tenido un buen
maestro, un enamorado que como Sócrates
se inquietase por aquello que inquieta al sujeto mismo. Para que se de inquietud de uno
mismo, parece ser, se precisa de la presencia del maestro.
[i]Jacqueline de Romilly , Alcibíades, I p.28 (Barcelona, Seix Barral).
[ii] M. Foucault, en La Hermenéutica del sujeto (clase del 13
de enero) traducción española de Horacio Pons, editorial Akal , p. 55.
[iii] M. Foucault, Hermenéutica
del sujeto, op. cit., p. 67.
[iv] Ibid p. 67.
[v] Ibidp. 68.
[vi] Ibid p. 68.
[vii] Ibid pp. 68 i 69.
ODA A ALCIBÍADES
Josefina Aranda
¿A
dónde hemos ido a parar en la noche de los tiempos del sujeto?
A la armonía de las esferas, inaccesible al
oído humano, sólo posible
a la escucha purificada!!
¿Cómo ha llegado a la superficie aquello que
somos y que ha sido denominadola irreductibilidad del sujeto?
A partir de la inquietud que produce la noche
más oscura, la más largadonde el silencio cubre con su velo el ruido del día.
Donde se oye ya el silencio que ha sido
siempre condición misma.
¿Qué tipo de inquietud os despertó en plena
noche?
La
de no poder soportar la ignorancia
aún con plena convicción de la imposibilidad
de verdad.
Pero
aún se oye a lo lejos el balbucir inquieto
suenan ecos de la historia del hombre
Sólo
el filósofo puede descifrar
aunque no es obra del discurso, pues nada
valen los Darii, Barbara o Celarent
Hacer visible esta verdad del sujeto pide
mantener los ojos del alma expectantes
y estar tocado por el rayo de la vida
Mantenerse
en ese estado, no sé si cada noche de la vida,
pero sí muchos días de la misma
pues sólo entonces la estetización del ser
humano adviene
Y
se hace real, se hace carne
Aún
queda mucho tiempo, tenemos tiempo aún,
la humanidad aún tiene tiempo para seguir
soñando sobre un pasado olvidado
en sueños eternos y que poco a poco se va
desvelando.
Hermoso
Alcibíades! Amo de la antigüedad!
Por no querer saber nada de ti mismo
Me
pregunto qué no habrán perdido los amos de hoy día…???
Inmóvil
en la noche del placer
vencido por la pasión inútil de poseer un
cuerpo
Sólo
el filósofo pudo tocarte allí donde no llega la mayoría
y así creíste ciegamente que éste guardaba un
tesoro en su interior.
Y
convencido de que ese agalma podría ser transmitida
como se transmiten las ondas en la naturaleza
física
te perdiste satisfecho
Pensando
que el solo hecho de darte cuenta de tu desesperación
era suficiente,
pero no pudiste entenderte
Ay!! Quien pudiera!!!
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